Vete soledad, ya no quiero
tu silencioso encanto.
Suelta mi mano
no te necesito. Quiero sí
la impúdica risa,
el revés del sosiego,
audaces dientes,
enmarañadas lenguas,
cadencias que acaricien,
- voraces -
en la oscuridad semidesnuda
de cualquier lugar,
mi pecho urgente.
Vete soledad, a ver si te alejas.
Ya no soy más aquella
que resignada espera
- patético simulacro de gente -
una mirada de soslayo, un favor.
Soy la misma. Y otras.
Me harté de ventana, de patio,
de cama vacía, de celda,
del dolor intermitente
a la espera del lazo,
destrozando la alegría,
arrastrando mi paso.
Terminé por aprender
a pulir las escamas,
a limpiar el jardín
colmado de penas,
a tallar mi diamante
por duro que sea,
y aunque, a veces,
de alguna lección me descuide,
vete soledad, bien tranquila,
suéltame en fin,
que tu ausencia
ya no me aniquila.
5 comentarios:
un pedido que debe ser ayudado con la acción.. bellas letras
Gracias Sergio, creo que el pedido es atendido por momentos...
bello, triste, real, fuerte...
un placer encontrar tu espacio
un saludo cordial :)
claudia
Lindo demais! Profundo demais! Verdadeiro demais! Isso é Lota Moncada. Desse jeitinho! Amei.
Beeeeeeeeijo.
Obrigada Val, você sempre presente, amiga, de verdade!
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