Esos cielos de mi
infancia
grises, altos, coloridos,
inalcanzables,
cerrados,
translúcidos,
infinitos,
esos cielos de
cristal,
aún estimulan mi
ensueño.
Verme así, aleteando exangüe
gota de agua en
el mar
- por paradoja
que sea -
me devuelve la
sed, la calma,
la aplazada realidad,
el ánima,
mi media sonrisa
estancada,
de Mona Lisa de
vitral.
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